Cuando el perdón aparece, los sentimientos de culpa, reproche, rabia y resentimiento se esfuman, y de esa forma, como a través de un proceso alquímico, se transmutan y se convierten en amor, liberándonos de la energía negativa que se encuentra en nuestro interior que nos está haciendo daño.
Perdonarnos a nosotros mismos por las acciones que hemos podido realizar hacia otras personas; saber que todo lo ocurrido nos ha conducido a ser la persona que somos hoy en día y que debemos aceptarnos tal como somos sin sentimientos de culpa ni reproches.
Saber perdonar a los demás, por mucho daño que estos nos hayan causado. Sin el perdón nunca llegará el cambio transformador y la curación.
El odio, la rabia y la venganza, sólo llevan a mantener la herida permanentemente abierta sin poder cicatrizar.
El perdón es un bálsamo milagroso capaz de sanar el pasado y curar nuestras heridas; nos hace sentir en paz y eleva nuestro nivel de vibración para estar más cerca de nuestra verdadera esencia.
Es el único camino. Ya lo dijo Gandhi: “Ojo por ojo y acabaremos todos ciegos”.